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El primer 8M de la transición en Madrid fue en el Pozo del Tío Raimundo

Manifestación feminista durante la transición (Elche)

Luis de la Cruz

Madrid —

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La primera manifestación del 8M legal en Madrid después de la muerte de Franco se produjo en 1978 en el Paseo del Pintor Rosales (el itinerario fue elegido por la autoridad gubernativa). Unas 6000 personas caminaron tras el lema “Por un puesto de trabajo sin discriminación” y, pese a ser absolutamente pacífica, terminó bajo la atmósfera de los botes de humo y la música percusiva de las balas de goma. Sin embargo, hubo un antecedente reseñable el año anterior.

En 1977 ya se celebró el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Madrid, impulsado por una plataforma de fuerzas feministas de la ciudad. Ni la sociedad española ni la prensa tenían todavía una relación estrecha con el día, por lo que los periódicos se refirieron a la jornada con distintas expresiones de espíritu dubitativo como el “día de la mujer” o el “día feminista”.

Para empezar con la jornada, que aquel año cayó en martes, mujeres del Frente de Liberación de Mujeres lanzaron cuatrocientos globos y repartieron panfletos en distintas partes de la ciudad, cuyas consignas recogía la crónica de El País del día después: “Abajo la prensa sexista”, “Mujer, sal de tu cocina y organízate”, “Anticonceptivos libres y gratuitos” o “Mujer, lucha por tu liberación”. Pese a que aquel primigenio 8M transcurría a la sombra de los hechos trágicos de la Semana Negra de enero en Madrid y la matanza de Vitoria de solo unos días antes, las acciones previstas estuvieron encaminadas a hacer del espacio público territorio feminista.

El lema de aquel 8M habla mucho de la época y de las distintas sensibilidades del movimiento feminista que, ya entonces, confluían en su seno: “Ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora: ni una mujer en la cárcel ni una mujer sin trabajo.”

Las navidades anteriores, feministas de distintos grupos habían organizado una concentración en la cárcel de Yeserías para intentar hacer llegar regalos a las reclusas (había mujeres del Partido Feminista de Madrid, Asociación de Amas de Casa Castellanas, Movimiento Democrático de la Mujer, Frente de Liberación de la Mujer y Movimiento de Liberación de la Mujer). Solo unos meses después del 8M, el Frente de Liberación de la Mujer haría público un comunicado sobre el proyecto de Ley de Amnistía, pidiendo que se incluyera en la norma a las reclusas condenadas por delitos de adulterio, prostitución, aborto y tenencia de anticonceptivos, delitos que consideraban con un origen político y social. Las fechas coinciden también con la creación de la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL), que el 3 de marzo había llevado a cabo una célebre jornada de solidaridad con los presos en la Facultad de Ciencias de la Información.

Para el acto central del día se eligió la Cooperativa del Pozo del Tío Raimundo y reunió a cerca de un millar de mujeres, que el periódico caracterizaba mayoritariamente como “mujeres trabajadoras y de los barrios”. En el mitin intervinieron mujeres de distintas agrupaciones feministas, como el mencionado Frente de Liberación de la Mujer o del Movimiento Democrático de Mujeres, entre otros, y dos trabajadores textiles, una de ella de la empresa Induyco.

Las mujeres del taller textil de El Corte Inglés llevaban en huelga desde el mes de febrero, en una movilización laboral histórica de base asamblearia que puso en jaque al gigante comercial español. El sonido de una máquina de coser apagándose era la señal para que pararan también el resto de compañeras. Tuvieron que enfrentarse al cierre patronal, a los grises y a las amenazas de los Guerrilleros de Cristo Rey. La experiencia la han contado recientemente María José Gallego –protagonista del paro– y otras personas en el libro La huelga de 'las niñas' de Induyco. Memoria de una lucha contra El Corte Inglés (Catarata, 2024).

El acto terminó de forma festiva, con la lectura de poemas, canciones y actuaciones espontáneas de algunas de las asistentes del mundo de la cultura, entre las que contaban las actrices Marisa Paredes y Lola Gaos, que era una de las promotoras de la Asociación Democrática de Mujeres.

La celebración del acto de 1977 fue un pasito más en la irrupción ascendente del movimiento feminista en Madrid, que al año siguiente ya se manifestaría, como hemos dicho antes. Antes, se habían organizado actos clandestinos de pequeño tamaño por parte de grupos militantes y en 1975 ya se habían celebrado en Madrid las I Jornadas de Liberación de la Mujer en Madrid, coincidiendo con la designación de este año como Año Internacional de la Mujer por la ONU (se hizo una conferencia internacional en México a la que España envió a la Sección Femenina, lo que da idea de las dos velocidades existentes en el asunto). Estas Jornadas de Liberación de la Mujer, aún ilegales, fueron las primeras de otra que se celebraron en distintas ciudades españolas en los años sucesivos.

La elección de El Pozo, en Entrevías, remite a la lucha vecinal de la clase trabajadora inmigrante que se fue asentando en lo barrios de aluvión durante el franquismo. Solo unos meses antes, habían comenzado los trabajos de urbanización de un barrio que será pionero en organizar su movimiento vecinal desde 1968.

Y después de aquella primera vez vino la que está escrita por derecho propio en los libros de historia, en 1978. Un año más tarde, la manifestación transcurriría por la calle Alcalá, desde Pueblo Nuevo a Ciudad Lineal, con el derecho al aborto como gran reivindicación. Hasta hoy.

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