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Una emotiva mirada de la vejez

Somos Chueca

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Ayer se presentaba en la más que renovada Iglesia de San Antón una exposición de fotografías en blanco y negro en la que los protagonistas no son modelos de catálogo que destilan juventud por cada poro de su piel, sino personas maduras, con sus arrugas y sus años de más, que retratadas en escenas de su vida cotidiana en una residencia de mayores nos muestran la verdadera cara de la Tercera Edad.

Porque para los promotores de esta iniciativa cultural, las personas mayores son, ante todo personas, y se han propuesto demostrarle a la sociedad que, al contrario de la imagen que se han empeñado en reflejar los medios de comunicación, no son enfermos y tienen aún mucho que aportar a los demás. El origen de esta idea se sitúa en Lyon, cuando se dieron cuenta de la necesidad de humanizar a los ancianos.

Con esta idea en mente se acercaron hasta el Instituto Cervantes de Lyon, donde les animaron a seguir adelante con el proyecto y a cederles el espacio una vez que tuvieran el material para organizar la exposición. De hecho, la muestra pasará próximamente por Lyon y Roma, así como por otras ciudades españolas y europeas aún por confirmar.

El elegido para tan ambiciosa empresa fue Antonio Molina, un experimentado fotógrafo murciano de gran sensibilidad especializado en retratos en blanco y negro que ya tenía experiencia previa en inmortalizar a personas mayores personas mayores afectadas por Alzheimer y otras demencias. Como en aquella ocasión, sus fotografías capturan ternura y de emociones positivas durante la interacción con familiares y otras visitas o animales.

La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, no quiso perderse la inauguración de la exposición y acompañó al Padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz, en la puesta de largo de esta colección de fotografías comentadas por escritores, periodistas y políticos. «La vejez, la dependencia, los mayores... son una joya y hay que seguir queriéndoles», dijo un emocionado Padre Ángel, que aprovechó su intervención para recordar a todos los asistentes su apuesta por una Iglesia de San Antón abierta las 24 horas que le sorprende cada día, porque la gente que acude al templo «no viene a coger, sino a dar».

Soledad Becerril, Defensora del Pueblo, agradeció a todos los que han colaborado en la exposición con sus fotos y sus textos que «nos recuerdan lo que estos mayores y millones más han logrado traernos a una sociedad moderna. Nos provocan gratitud y nos invitan a dar a estas personas y a tantos más cariño y hacerles compañía».

Unos Mayores de lo más activos

Tras las presentaciones oficiales, pude por fin acercarme a ver todas las imágenes y los textos que las acompañan. Unas fotografías que emocionan por su simplicidad y por el mensaje que encierran, que bien nos pueden recordar a cualquiera de las personas mayores que han formado y forman parte de nuestra vida.

Manos y rostros arrugados, repletos de emoción y de ternura, viviendo el día a día con una energía contagiosa. Imágenes en las que hasta las situaciones más rutinarias del día a día son vividas con el entusiasmo de un niño. Son precisamente los más mayores y los más pequeños los que protagonizan las historias que más darán que pensar al espectador.

Regar las plantas, preparar un pastel, jugar una partida de dominó, tocar el acordeón, sentarse al fresco en el patio con otros viejecitos a cambiar el mundo, achuchar con devoción a un perrito, sostener entre los brazos a un niño, besar la imagen de un niño Jesús, ayudar a recoger el bolso de una compañera o simplemente sonreírle a la vida porque el hecho de estar aquí un día más es toda una victoria... pequeñas acciones que nos muestran otra cara de la vejez, más activa.

Buscando a nuestros Grandes Vecinos

Porque los mayores tienen aún mucho que aportar, la Fundación Amigos de los Mayores acaba de lanzar Grandes Vecinos, un proyecto que quiere conectar a vecinos con sus “Grandes Vecinos” (personas mayores) en función de la cercanía y su afinidad (gustos, aficiones...) para favorecer las relaciones intergeneracionales y recrear la solidaridad vecinal.

A través de una plataforma web (gratuita y totalmente segura) se ayudará a tejer una red social virtual, pero también física, que situará a las personas mayores en el corazón del barrio (por el momento sólo disponible para Chueca y Malasaña). El objetivo es compartir llamadas de teléfono, salir a tomar algo, llevar el pano la compra, hacer algún plan cultural, enviar/recibir de correspondencia, etc.

Si quieres saber de qué va eso de Grandes Vecinos o tienes alguna duda acerca de su funcionamiento no te puedes perder la próxima cita, que tendrá lugar el miércoles 17 de junio en el Café “Oh, Galo!” (C/Pelayo, 72) a las 19:30 horas. Un momento perfecto para poner cara a esos vecinos que aún no conoces y animar a otros a que se sumen a la iniciativa.

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