Taschen elige Barquillo para abrir su primera librería en España

Madrid pasa a formar parte de la reducida lista de ciudades que cuentan con una tienda Taschen, prestigiosa editorial especializada en libros de arte, diseño, arquitectura, fotografía y cine. Sólo existen 13 en todo el mundo y una de ellas acaba de abrir sus puertas en el número 30 de la calle Barquillo.

En Europa sólo hay tiendas Taschen en Londres (dos), París, Berlín, Milán, Bruselas, Colonia y, ahora, Madrid. Mientras que lugares como Hong Kong, Beverly Hills, Hollywood, Miami y Tokyo alojan el resto de establecimientos que posee esta editorial que, si bien hace unos años probó con éxito a abrir tiendas efímeras en Malasaña, ahora opta por contar con un puesto fijo de venta en España.

Las tiendas Taschen presentan la gama completa de publicaciones de la editorial y son lugares que destacan por su interiorismo, el cual corre a cargo de artistas y diseñadores de primer orden.

Según Jesús Martinell, la tienda de Madrid no sólo será un espacio de venta sino que acogerá exposiciones y tendrá muy en cuenta al coleccionista. Aunque hace dos semanas ya que ha abierto al público, todavía se espera la inauguración oficial de este espacio.

Libros de arte en un lugar con arte e historia

Libros de arte en un lugar con arte e historia

En Barquillo 30 Taschen se ha encontrado con la suerte de poder instalarse en un local ya de por sí precioso y lleno de historia. Se trata del espacio donde antiguamente estuvo la Mercería Santa Rita, establecimiento que llegó a ser centenario, y en el que hasta hace bien poco se encontraba una boutique de idéntico nombre. Pese al cambio de negocios, los diferentes inquilinos de este inmueble han mantenido casi intacto el aspecto decimonónico del lugar y su característico rótulo, que tiene la peculiaridad de llevar la firma de Ochoa, maestro cristalero y de la rotulación a mano de cuyo trabajo ya quedan muy pocos ejemplos en la ciudad.

Ochoa, con taller en el número 26 de la calle Madera (Malasaña), murió a finales de los años 70 del pasado siglo y fue uno de los últimos artesanos de Madrid en realizar este tipo de trabajos hasta que el oficio renació recientemente gracias a jóvenes como Tom Graham y Diego Apesteguia.