Panecillos de San Antón

Como cualquier fiesta tradicional española, la festividad de San Antón tiene su alimento característico. Se trata de los Panecillos de San Antón o panecillos del santo, una especie de pastas de aspecto rudo y áspero más parecidas al pan que a un dulce y que se ofrecen en las pastelerías cercanas a la Iglesia de San Antón en fechas cercanas al 17 de enero, celebración de San Antonio Abad.

La denominación se debe a los panes que comía el ermitaño San Antón durante su ayuno. Su origen se remonta al siglo XIX, cuando desde la Iglesia de San Antón se ofrecía a los participantes en las vueltas de San Antón estos panecillos, simbolizando esos momentos de ayuno del Santo. Además, los feligreses compraban estos panecillos de San Antón como ofrenda para que el Santo bendijese a sus animales y los protegiese de la peste y de otras enfermedades.

La poca humedad de la masa hace que puedan conservarse durante meses, lo que recuerda a las largas estancias en el desierto. Al estar bendecidos, la rumorología popular dice que estos panecillos atraen la fortuna y, por ello, se guardan en el monedero junto a una moneda durante un año para que no falte el dinero. De la misma forma, se cree que los panecillos ayudarán a los solteros a encontrar pareja.