Otra clase de amor

No sé muy bien pero a veces surge ese cosquilleo dentro del estómago que te hace ver las cosas como con un filtro de instagram. Un momento preciso que se encaja con suma facilidad en cualquier circunstancia pero que cambia el resto de tu vida. Un sueño hecho realidad. Una noche de verano que me traslada a los cuentos de las mil y una noches. Sentirme princesa. Sentirme reina. Sentirme en lo más alto. Rodeada de pajaritos y pajaritas, pajaritos amigos y sus trajes de pajarita. Vestidos largos, y mucho mucho mucho calor de amor.

Es una sensación tan irrepetible que imagino que tardaré tiempo en volver a sentir algo parecido. El olor a lirios y calas. El suave murmullo de agua caer de una pequeña fuente que se enreda con la dócil armonía de la música que acompaña al momento. Tenue luz que se acelera con el rugir de los flashes. Un suave tacto del mantel y servilletas de lino que contrarresta con la frialdad de cristal de las copa de cava. Y yo maravillosa, vestida de traje blanco largo enlazado con dulce seda.

Y llega el momento. Me asalta el miedo. Mis piernas tiemblan, mi adrenalina sube e incrementa al límite las pulsaciones de mi corazón. Sonrío pero un nudo presiona mi garganta… no puedo llorar, aunque sea de emoción.

Camino firme pero despacio hacia el escenario y allí me espera… mi nuevo amor. Oigo mi nombre y una sonrisa invade mi cara. Cris Chicote…

Mi nuevo amor…. Otra clase de amor.

Después fuimos a celebrarlo con mis amigos a Oscar’s… en la plaza de Vázquez de Mella 12. ¿Oscars? Quizás sea una señal… jajaja … nunca se sabe.