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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Mil y un problemas en la renovada Audiencia Nacional

Somos Chueca

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La remodelación de la sede de la Audiencia Nacional, ese proyecto ejecutado en plena crisis en el que finalmente se han gastado en torno a los 27 millones de euros (casi el doble de los 14 millones presupuestados inicialmente por el entonces Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón), tiene más pinta de chapuza de Pepe Gotera y Otilio que de un edificio de su envergadura, coste e importancia. Una multitud de problemas en la infraestructura se ha granjeado el cabreo de jueces y funcionarios, que se quejan de no poder desarrollar su trabajo con normalidad.

Según denuncian los sindicatos CC.OO., STAJ, CSI-F, UGT y CIG, el nuevo edificio de la Audiencia Nacional –construido en parte bajo la Plaza de la Villa de París– tiene goteras, los calabozos y salas de vista se inundan en días de lluvia, el inmueble presenta potenciales problemas de seguridad, no ofrece buena cobertura de móvil, el mal funcionamiento de sus sistemas de grabación ha obligado a posponer declaraciones, no dispone de salas de espera o de visita para abogados o público en general y tiene juzgados entremezclados en la misma planta.

Los funcionarios también denuncian que los despachos colectivos son  muy pequeños para los trabajadores en comparación con los que disponen los altos cargos y que la disposición de las mesas de trabajo no sólo no es funcional, sino que puede acarrear incluso problemas de seguridad para algunos trabajadores porque muchas de ellas están de espaldas al público, por lo que cualquiera puede ver lo que está haciendo el funcionario en la pantalla del ordenador.

Tras reunirse con el actual Ministro de Justicia, Rafael Catalá, sin que todavía se hayan solventado sus reclamaciones, no dudaron en recordarle una vez más su malestar en la inauguración oficial del edificio el pasado jueves, donde le recibieron entre abucheos y pitadas. Porque pocos son los que no tienen quejas de la nueva sede de la Audiencia Nacional. Hasta los Magistrados-Jueces Centrales de Instrucción se quejaban en su última junta sectorial de los «problemas y graves disfuncionalidades» que presenta el nuevo edificio.

Por eso, han dirigido un escrito a la Sala de Gobierno de la Audiencia con el que pretenden mejorar la situación. Uno de los puntos que más llaman la atención del escrito es que ya en el año 2012 se puso de manifiesto que, según los plano, las nuevas dependencias de la Audiencia Nacional tendrían menos espacio «lo cual es ilógico si la finalidad es mejorar las instalaciones y consiguiente eficacia y buen funcionamiento», apuntaban entonces.

Tras las obras se han constatado esas sospechas y detectado deficiencias que en anterior edificio, a pesar de su antigüedad, no presentaba. Así, el espacio de los funcionarios es limitado y no permite –en cuatro de los seis juzgados– disponer de un aumento de plantilla eventual. Por no hablar del espacio que ocupan fotocopiadoras y material, «que en algunos casos hay que colocar en zonas de paso, vulnerando las normas sobre riesgos laborales», denuncian.

También brillan por su ausencia las salas de espera, por lo que resulta imposible atender al público «en condiciones dignas». Es más, explican que los profesionales carecen de «un lugar para examinar las actuaciones» aún a pesar de que la entrada en vigor de la LO 13/2015 refuerza tal derecho. También consideran que la ubicación del Decanato -dentro del archivo documental- no es lo suficientemente digna.

En cuanto a las salas de declaraciones, son pequeñas, “agobiantes para declaraciones de más de dos horas, y desde fuera se puede oír fácilmente lo que se habla dentro”. Tampoco se ha habilitado una sala más amplia para aquellos casos en los que tienen que asistir muchos profesionales, algo que sucede con bastante frecuencia.

Otra deficiencia destacable es que «ni siquiera existe un lugar para preservar a los testigos» y, cuando los jueces acuden a la sala, tienen que pasar por un “pasillo” de espera de las salas de declaraciones, donde confluyen numerosas personas. Los jueces tampoco disponen de una sala de reuniones en la que poder trabajar conjuntamente con fuerzas policiales, el Ministerio Fiscal y otros, algo que dificulta su labor, pues en los despachos «no caben más de cinco personas».

También se quejan de que todavía no se haya previsto dónde se situará la SCRDA penal, ahora en Goya, lo que supone retrasos en relación con las medidas de interceptación de comunicaciones previstas en la LO 13/2015, que tienen que acordarse en un plazo de 24 horas.

La solución pasaría por una reubicación de los juzgados centrales de instrucción en las plantas 1ª, 2ª y 3ª (con dos juzgados por planta). En cuanto al edificio anexo bajo la Plaza de la Villa de París, donde se producen las declaraciones y está ubicada la sala de prensa, los jueces piden un acceso independiente a las salas donde interrogan a los imputados y su mejor insonorización, así como la habilitación de «una pequeña dependencia para preservar a los testigos».

Salas demasiado pequeñas

Sorprende enormemente que, a pesar de que uno de los motivos de emprender las obras del anterior edificio era que cada Juzgado Central de Instrucción dispusiera de una sala propia para que se desarrollaran ahí las declaraciones, las que finalmente se han construído son demasiado pequeñas, lo que obliga a trasladar a otro lugar aún por determinar las comparecencias que tengan una acumulación de más de quince personas.

Y por si las dimensiones de las salas no fueran suficiente problema, después de un mes de funcionamiento aún hay problemas con la megafonía y siguen sin funcionar bien los sistemas de grabación, por lo que a muchos jueces no les queda otro remedio que recurrir al viejo método de que un funcionario levante acta a la antigua usanza de los testimonios.

Graves problemas de seguridad

En esta batalla, son los funcionarios los que se han llevado la peor parte. Sobre todo los que están en el semisótano, donde el ruido es su perpetuo compañero. Además, ninguno de los puestos de trabajo cumplen siquiera con la normativa mínima de Prevención de Riesgos Laborales (diseño adaptado a la NOJ) y la distribución hace que las personas que visitan el edificio puedan ver el contenido de las pantallas de sus ordenadores.

Para que nos hagamos una idea más visual del problema, las mesas están enfrentadas y distribuidas como si fuera un call center, de tal manera que un funcionario puede estar tramitando una causa secreta y todo el que pasa por allí puede ver sin ninguna dificultad la pantalla del ordenador. Un problema de seguridad que podría comprometer la confidencialidad y secreto de causas en tramitación.

Según decisión de la Sala de Gobierno, está previsto levantar tabiques en la zona del semisótano dedicada a archivo, decanato y correos para que queden debidamente separados. Se hará todo lo posible para proporcionar un mostrador al personal de archivo para facilitar su trabajo y se les entregarán las llaves para que puedan vigilar correctamente los documentos que custodian.

Tampoco se comprende demasiado que los presos sean trasladados entre el público por los pasillos y ascensores del edificio y que los calabozos de levanten bajo el parque de la Plaza de la Villa de París, donde juegan los niños. La sala de prensa también está en esa instalación subterránea, junto a los calabozos y y debajo de la pecera de cristal, sin ventana exterior alguna.

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