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Falsa alarma NBQR en AI, mejor descontaminar que lamentar

Somos Chueca

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El pasado 26 de mayo, sobre las 17:45 horas, la sede de Amnistía Internacional (AI) en la calle Fernando VI número 8 recibió un sobre con unos sospechosos polvos blancos que llevaron a activar el protocolo NBQR. La Policía acordonaba la zona al más puro estilo cinematográfico y los vecinos asistían alarmados y sorprendidos al protocolo de descontaminación, que tuvo lugar en la misma calle.

Finalmente los análisis químicos realizados en los laboratorios policiales han determinado que la sustancia que contenía no es nociva para la salud, aunque todavía tendrán que analizarla investigadores de la Universidad Carlos III para determinar exactamente de qué tipo de sustancia se trata.

Aunque tan sólo tres empleados de Amnistía Internacional entraron en contacto directo con esos polvos sospechosos, se desplegó un operativo especial para emergencias nucleares, bacteriológicas, radiológicas y químicas que permitiera prevenir posibles contagios. El procedimiento depende del riesgo, ya que nada tiene que ver una agresión a una persona con ácido con un escape nuclear o un posible contagio por ántrax o alguna otra sustancia peligrosa.

En este caso se estableció el máximo grado de protección, por lo que tanto los técnicos del Samur, como los agentes Tedax y los Bomberos se equiparon con trajes especiales, mascarillas y bombonas de oxígeno. En una hora se aisló la zona y se descontaminó a 54 personas –34 trabajadores y 20 policías, bomberos y sanitarios–. Para ellos se instalaron en la calle dos “túneles” grandes de Samur –uno para ciudadanos y otro para personal sanitario, bomberos y policía–.

Poco a poco las personas afectadas fueron pasando por la línea de descontaminación y, a las 21:30 horas, se dieron por finalizadas las tareas. Los 34 empleados fueron trasladados, de manera preventiva, a distintos hospitales madrileños para someterles a pruebas adicionales que garantizasen que no se habían contagiado.

Intervenciones tan espectaculares como esa –con aislamiento, trajes herméticos y zonas cerradas para la descontaminación– no son habituales en nuestra ciudad, pero hay que señalar que los especialistas NBQR de Madrid (tanto bomberos como Samur) suman alrededor de cuatrocientas intervenciones al año por casos mucho más peligrosos, como ataques con sustancias irritantes a mujeres.

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