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La Administración nº 16, de las más antiguas de Madrid

Somos Chueca

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Una de las administraciones de lotería más antiguas de todo Madrid la encontramos en Chueca, concretamente en la céntrica calle Barquillo número 10. No hay más que echar un ojo a su ordinal (el 16 en Loterías y Apuestas del Estado) para constatar su larga trayectoria repartiendo suerte, que comenzó allá por el año 1889 y que ha sufrido tanto diferentes cambios de ubicación como de nombre.

Si algo tiene la administración Barquillo 10 es un amplio repertorio de historias acontecidas entre sus paredes y una clientela que ha permanecido fiel durante generaciones, con clientes que continúan abonados al número que jugaba su bisabuelo y que la familia ha querido seguir jugando.

Nacida en el siglo XIX como la Lotería del Murciano, al comienzo de la Guerra Civil dejaron la calle Barquillo y se trasladaron a un piso particular de la madrileña calle Velázquez donde su dueña, Doña Concha, se convirtió en improvisada lotera. Fue precisamente el trasladado de la administración a esta vivienda lo que permitió que quedara exenta de hospedar a refugiados de la Guerra Civil, ya que al manejarse muchas cantidades de dinero podía resultar peligroso.

Después de la contienda, mientras se reconstruía la zona de la calle Barquillo, la Administración sufrió un nuevo traslado al Hotel Roma, desde donde volvieron a su ubicación original en el número 10 de la calle Barquillo. Con la modificación de la norma de Loterías y Apuestas del Estado, en el año 2011 la administración 16 dejó de estar en manos de la familia de Doña Concha y se traspasó a una empresa gestora. Actualmente Alberto Ferrer es el responsable, a quien le acompaña un viejo conocido de la administración, Rafa, que lleva trabajando en ella desde los catorce años, allá por el año 69. A pesar del tiempo transcurrido, su memoria no le falla y recuerda perfectamente a personajes conocidos que fueron clientes de la administración y anécdotas curiosas. Por ejemplo, nos cuenta cómo hace unos 20 años comenzaron a recibir peticiones para conseguir el 37 “pelao”, número que tienen abonado, para un sorteo de Lotería Nacional. Ante la curiosa demanda preguntaron a los clientes y se sorprendieron, ya que al parecer hacía 25 años ese número fue premiado y que 25 años antes sucedió lo mismo. Por desgracia para ellos, ese año no continuó la racha.

“Fue Carlos III, tras su reinado en Nápoles antes de proclamarse Rey de España, el que trajo de Italia la Lotería”, nos explica Alberto. Desde entonces los tiempos han cambiado tanto que uno de los principales objetivos de sus actuales dueños ha sido informatizar y modernizar sus sistemas. Una gran ayuda a la hora de realizar su trabajo, más si tenemos en cuenta que solo para la Lotería de Navidad de este año han trabajado con más de 125.000 referencias distintas. Y es que la Lotería de Navidad puede suponer entre un 50 % y un 60 % de la facturación anual de la administración.

Grandes premios de la Lotería de Navidad

La administración número 16 puede sentirse orgullosa de haber repartido importantes premios entre sus clientes y de protagonizar las portadas de la prensa nacional y abrir los telediarios. Fue el 22 de diciembre de 1970 cuando el azar quiso que el Gordo del Sorteo Extraordinario de Navidad recayera en el número 19.381. Rosario de Rueda Fagoara, la mujer que regentaba en aquellos tiempos el negocio del que era titular Doña Concepción Rivas Ruiz (Doña Concha), no daba crédito a lo que cuatro periodistas le comentaban a las puertas de su administración: su administración había vendido el Gordo. Pero no tardó en despejar sus dudas: una llamada telefónica le confirmaba que ese número que llegó en el mes de noviembre a la administración y que se vendió décimo a décimo por ventanilla iba a colmar de felicidad a muchísimas personas, porque iba a estar de lo más repartido.

El periódico ABC se hizo eco de una particular anécdota: según manifestó la propia Rosario, unos días antes había estado en su ciudad natal, Talavera de la Reina, donde le pronosticaron que iba a repartir el Gordo de Navidad “pero que no le tocaría nada”. Y así fue. Pero esta premonición no es la única curiosidad en torno a este número, resulta que el décimo estaba abonado a una persona, cuya identidad se desconoce, que tres o cuatro meses antes del sorteo lo dejó y quedó entonces disponible para otros.

Otro dato curioso: parte de la serie del número premiado se repartió también a través de la mítica administración “Doña Manolita”, que por aquellos tiempos se encontraba situada en el número 31 de la entonces denominada Avenida de José Antonio (actual Gran Vía) y que se caracteriza desde sus comienzos por repartir suerte tanto a madrileños como a forasteros. Sin ir más lejos, cuenta la prensa de la época la historia de un malagueño al que un amigo madrileño le regaló una participación de lotería en el Café Gijón el día anterior que resultó afortunada con el Gordo.

El 6 de enero de 1988 la administración nº 16 volvió a recibir la visita de la Diosa Fortuna, que trajo debajo del brazo parte del segundo premio de la Lotería del Niño de ese año. Teresa García Miranda, hija de Doña Concha y la titular de la administración en aquel año, no cabía en sí de gozo y mostraba orgullosa a la prensa el número completo para el próximo sorteo, ya reservado por el millonario cliente habitual.

Porque fueron varias las series del 19.381 que se vendieron, una combinación de números cargada de historia. Reservado desde hacía años por un arquitecto madrileño que lo recogía personalmente en la administración cada semana, ese año se llevó para el sorteo del Niño un billete de diez décimos correspondiente a este afortunado número. Poco se sabe de aquel hombre treintañero en esas fechas, casado y, a partir de entonces, millonario. Su cuenta creció nada más y nada menos que 80 millones de pesetas, toda una fortuna para la época y la mejor recompensa a la constancia y confianza, año tras año, en el mismo número.

El 18 de mayo de 2013 llegó de nuevo la euforia a la Lotería Barquillo 10, que repartió parte del Primer Premio con el número 41.948 (abonado de la propia administración) y que fue agraciado con 600.000 euros al billete. Además del Premio Gordo, también hubo numerosas aproximaciones. El segundo premio correspondió al número 13.015, agraciado con 12.000 euros al décimo, aunque ahí la suerte estuvo más esquiva y dejó a la administración con la espinita de repartir más dinero, porque da la casualidad de que también tienen abonado el 13.013. ¿Se repetirá este año la costumbre de repartir premios millonarios?

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