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Día contra la LGTBIfobia: el poder del voto arcoíris para combatirla

Pegatina homófoba con el mensaje "Hasta los cojones de tanto arco íris" | COGAM

Somos Chueca

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El 17 de mayo se celebra el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, fecha en la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) despatologizó la homosexualidad y la eliminó del listado de enfermedades mentales.

A pesar de que la OMS dejó en 1990 de considerarles enfermos, todavía se aplican terapias de reconversión LGTB y los incidentes LGTBIfóbicos y no dejan de crecer, especialmente en lugares como Chueca y sus alrededores, donde la gente se siente más libre de manifestarse como gay, lesbiana, bisexual o transexual.

Si el informe de la FELGTB La cara oculta de la violencia hacia el colectivo LGTBI señala que en 2017 se produjeron 629 incidentes de odio por orientación sexual o identidad de género, según datos recogidos por la Asociación Arcópoli, en 2018 hubo en la región un 7,5% más de ataques contra el colectivo que en 2017.

En ambos casos no solo se registran los incidentes más graves, en los que hay amenazas y agresiones físicas que provocan lesiones físicas y psicológicas, sino otro tipo insultos o expresiones que esconden una LGTBIfobia latente que tenemos más interiorizada de lo que pensamos.

Una sociedad afectada por el ‘Síndrome del Pero’

Cansados de escuchar mensajes que disfrazan la LGTBIfobia y los discursos del odio tras un ‘pero’, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) lanzaba el pasado mes de abril una nueva campaña que, bajo el lema ‘El Síndrome del Pero’ y con mucha ironía, permitirá diagnosticar a los LGTBIfóbicos.

“Está bien que puedan reivindicar sus derechos, PERO…”, “Cada uno en su casa que haga lo que quiera PERO…” o “Que se cambien de sexo si quieren PERO...” son solo algunos ejemplos de los principales síntomas de esta epidemia que la FELGTB intenta erradicar con un nuevo medicamento: el “Argumentine”, una buena dosis de argumentos para tratar los discursos LGTBIfóbicos.

Para conocer cuál es nuestro nivel de prejuicios hacia gays, lesbianas, trans, bisexuales e intersexuales y sus derechos y saber si hemos contraído o no el síndrome nos proponen un sencillo test de seis preguntas con sus correspondientes seis píldoras para tratar la LGTBIfobia.

Por debajo del top 10 en respeto al colectivo LGTBI

El último informe sobre la situación de los derechos de las personas LGTBI en Europa que cada año elabora la entidad referente en derechos LGTBI ILGA Europa, sitúa a España en el puesto número 11, una posición menos que en 2018 y muy lejos del segundo puesto alcanzado en 2011.

Un paso atrás que la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) considera preocupante y que según ILGA Europa se debe a que no existe una legislación que garantice los derechos de las personas LGTBI a nivel estatal.

Porque aunque el matrimonio entre personas del mismo sexo es un importante avance, no se pueden olvidar otros derechos del colectivo, como la autodeterminación de las personas trans (en España aún tienen que ser diagnosticadas de “disforia de género” y someterse a tratamiento hormonal), la prohibición de la intervención médica en los niños intersexuales, el acceso a reproducción asistida y medidas contundentes y efectivas contra la LGTBIfobia.

En España, las competencias autonómicas hacen que solo algunas comunidades autónomas reconozcan aspectos fundamentales como la prohibición de las terapias de reconversión, la creación de políticas para el fomento del empleo de las personas trans o medidas para erradicar la discriminación contra el colectivo en los ámbitos sanitario o educativo.

Por ejemplo, Cantabria, el Principado de Asturias, Castilla La-Mancha, Castilla y León y La Rioja son las únicas autonomías que no disponen de legislaciones propias que garanticen los derechos del colectivo LGTB+.

Uge Sangil, presidenta de FELGTB, lamenta esta regresión en un país pionero como ha sido España en tiempos pasados, en derechos LGTBI como el matrimonio igualitario o la Ley 2007, que permite el cambio de nombre y género en el registro sin necesidad de procedimientos judiciales ni cirugías.

Malta, Bélgica, Luxemburgo, Finlandia, Dinamarca, Noruega, Portugal, Reino Unido, Francia y Suecia superan ya a España en materia LGTBI, por lo que urgen a la aprobación de la Ley de Igualdad LGTBI y a la modificación de la Ley 3/2007.

‘Voto Arcoíris’ contra la LGTBIfobia

Mientras llegan las soluciones a nivel estatal, Sangil recuerda la importancia de apostar en las próximas elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo por formaciones políticas que defiendan los derechos LGTBI “para no dar ni un paso atrás”.

Por ejemplo, la prolongación injustificada de los trámites parlamentarios en la aprobación de legislación a favor de los derechos del colectivo LGTBI es una estrategia muy usada por los partidos que quieren frenarlos, por lo que invitan a la ciudadanía a que reflexione sobre ello antes de depositar su voto en las urnas.

En la otra cara de la moneda, Murcia, Comunidad Valenciana, Extremadura, Andalucía, Navarra, Aragón, Madrid, Baleares y Cataluña, que presentan las legislaciones autonómicas más completas en materia LGTBI, aunque no todas las están aplicando como deberían.

También queda un largo camino por recorrer en el derecho de autodeterminación de género, que solo está reconocido en Aragón, Baleares, Cataluña, Extremadura, Madrid, Navarra, Andalucía, Murcia y la Comunidad Valenciana.

COGAM no es la única entidad que reclama usar el voto para combatir la LGTBIfobia. El sindicato UGT recuerda en un comunicado que “aún no se ha normalizado, social ni laboralmente, la diversidad afectiva, sexual y familiar” y que las personas LGTBI siguen enfrentándose a prejuicios y discriminación en el entorno laboral.

Desde el acceso al puesto de trabajo hasta el mantenimiento de su empleo y el desempeño de su actividad laboral y especialmente en el caso de mujeres lesbianas, bisexuales y trans, la ‘salida del armario’ en el entorno laboral puede conllevar represalias e incluso la pérdida del trabajo.

Por eso, muchas de estas personas deciden ocultar su orientación sexual y/o su identidad de género a sus jefes y compañeras y compañeros de trabajo y evitan conflictos legales: prefieren renunciar a su empleo o buscar otro antes que pasar por un proceso judicial.

“En la actualidad, existen posicionamientos políticos en contra de los derechos y libertades de las personas LGTBI”, señala el sindicato, que considera estos pensamientos como una involución y la “imposición de una moral que choca con los valores de nuestra Constitución”.

Por ello, hacen un llamamiento a un ‘Voto Arcoíris’ para detener el discurso de odio, el machismo y la LGTBIfobia y frenar el avance de la extrema derecha, que trata de “inocular en las instituciones ” este tipo de ideas contra el colectivo LGTBL, las mujeres y los inmigrantes.

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